sábado, 31 de diciembre de 2011

Fauna variada en lugares sorprendentes

Muchos de los que nos dedicamos de alguna manera a las aves, sabemos que en numerosas ocasiones aparecen en los lugares más insospechados. Tanto su capacidad de adaptación como nuestra capacidad de crear nuevos hábitats, en ocasiones absolutamente diferentes a los que había anteriormente, hacen en ocasiones que aparezcan concentraciones de aves de diferentes especies que no esperábamos encontrar, o que en general no nos plantearíamos que estuvieran allí.
Aspecto del vertedero

Uno de los ejemplos más claros, son los vertederos, actualmente denominados C.T.R.S., es decir, Centros de Tratamiento de Residuos Sólidos.
Aspecto tras la llegada de las gaviotas y las cigueñas

¿Gaviotas en Salamanca? es una pregunta que siempre sorprende...pero, bueno, quizás si, en el río...
Sin embargo, son varios miles los que se pueden ver en el vertedero.
Revuelo de gaviotas en los alrededores del vertedero de Zamora

Existe una campaña de anillamiento de gaviotas en el CTRS de Gomecello, que estamos realizando junto a SEO-Salamanca, y que está magníficamente representada en el blog de Miguel blanco "helmantica ornithology".
Estos días estamos yendo por allí, echando una mano y anillando las gaviotas que capturamos. Los datos que estamos obteniendo son sorprendentes...las gaviotas que pasan aquí el invierno, luego crían en Francia, Inglaterra, Holanda, Finlandia, Estonia...
Cigueñas sobre el vertedero en diciembre. ¿para que migrar? tengo comida


Curiosa pareja

Cigueñas, milanos y gaviotas...juntas en diciembre sobre el vertedero

Además de gaviotas (reidoras y sombrías), tenemos cigueñas blancas, milanos reales, garcillas bueyeras, y literalmente miles de estorninos negros y pintos, gorriones comunes, lavanderas blancas, además de cogujadas, ratoneros, aguiluchos laguneros...Todos ellos buscando una oportunidod de alimento fácil allí, que generalmente se encuentra.
Aguilucho lagunero tratando de sorprender a uno de los miles de pajarillos


Garcilla bueyera...blanca de momento

Grupo de cigueñas descansando tras comer

Estornino pinto

Estorninos pintos y negros

viernes, 23 de diciembre de 2011

Grullas en el embalse de Santa Teresa

Este nuevo Paseo Ornitológico nos lleva en esta ocasión, a la pequeña localidad de Pelayos, a la orilla del gran embalse de Santa teresa, en busca de las aves acuáticas que allí pasan el invierno. El frío propio de estas fechas no nos desanimó en nuestra búsqueda de nuevas aves.
Ya comenzamos a observar aves desde el pueblo
Partiendo del ayuntamiento, seguimos un cómodo camino desde el que se domina la gran superficie del embalse de La Maya. Las escasas lluvias de este otoño, han dejado un nivel de agua bastante por debajo de lo que suele ser habitual. En las orillas desnudas se concentraban los primeros grupos de gaviotas sombrías y de ánades azulones.
Un par de milanos reales, como siempre espectaculares, sobre el pueblo
Las cabriolas de dos milanos reales sobre el pueblo, dieron paso a pequeños pájaros como el colirrojo tizón, el petirrojo y un confiado y luminoso alcaudón real. Desde el cable que le servía de atalaya, lanzaba cortos vuelos en busca de pequeñas presas. La ayuda del telescopio nos permitió observar con nitidez su pico aguileño. La ausencia de unas garras que le permitan agarrar con fuerza a sus presas, les obliga a empalar a sus presas en algún espino o rosal, para poder despedazarlas.
Alcaudón real. Muy confiado, con su pecho rosado característico
Con la aparición de los primeros entrantes del embalse, fuimos descubriendo a las aves acuáticas. Los ánades reales, como en casi cualquier otra zona húmeda de España, fueron las más abundantes. Con los escasos rayos de luz que se escapaban de entre el encapotado cielo, los verdes y azules de las cabezas de los machos, resplandecían en contraste con las pardas hembras. Este marcado dimorfismo sexual tiene su explicación en el reparto de tareas que ejercen los dos sexos. Mientras los machos, dedican todo su esfuerzo en atraer al mayor número posible de hembras, éstas deben conseguir pasar desapercibidas durante la solitaria incubación, para no atraer las miradas de posibles depredadores sobre su escondida nidada.
Las primeras grullas se adivinaban lejanas, posándose en las orillas
Al ganar altura sobre el embalse, fueron apareciendo otras aves que son habituales durante el invierno. En Las despobladas orillas se concentraban varios cientos de elegantes gaviotas sombrías en grupos apretados. Su espalda oscura contrastaba con su voluminoso cuerpo blanco. Junto a ellas, estaban posados varios cormoranes grandes secándose al sol, después de sus largas sumersiones de pesca.
Observando aves acuáticas en el embalse y buscando grullas mirando al cielo
De todas las aves que buscan estas aguas para pasar el invierno, son las grullas las más atractivas y frágiles. Las orillas y dehesas de encinas de este rincón de Salamanca, ofrecen tranquilidad para formar sus dormideros y comida para pasar los largos y fríos meses del invierno. Entre 1500 y 2000 grullas nos acompañan todos los inviernos, llenando de poderosos trompeteos los campos de este rincón de la provincia.
¿Pero las grullas vendrán o no...? y ¡Que frío!!!
Tratando de descubrir su figura estilizada, no dejamos de rastrear el cielo en busca de sus formaciones en “V”. Los primeros grupos fueron apareciendo varias horas antes de la puesta del sol. Estos bandos están formados por la agrupación de diferentes familias que se mantienen unidas, gracias a sus poderosas llamadas, en sus largos y peligrosos viajes desde la taiga escandinava hasta las acogedoras dehesas del suroeste de España. Con la ayuda de nuestros telescopios pudimos distinguir los colores blancos, negros y rojos que adornan la cabeza de los adultos, y que contrastan vivamente, con los colores pardos de las cabezas de su corta descendencia, formada por uno o dos pollos.
Grupo familiar entre las encinas
En ningún momento se separan las familias. Ya sea en la rastrojera de maíz o en la protectora dehesa, las familias permanecen unidas y vigilantes ante cualquier peligro.
Camino del resguardo de los árboles...
Con el paso de los minutos, el viento helado se hizo casi insoportable. Siguiendo los pasos de los pajarillos, que inteligentemente buscan los valles abrigados del viento, decidimos retomar el camino y buscar la protección del valle adehesado que cubre las orillas.
Bandos de trigueros, gorriones comunes y chillones, verderones...nos acompañaron todo el paseo
En su interior, las encinas y las cortinas de piedra, nos protegieron del viento y nos ofrecieron nuevos pajarillos para observar. Nuestra llegada al bosque fue delatada por las llamadas de alarma de mirlos y carboneros. Con nuestro paso, fuimos levantando algunas palomas torcaces y pequeños bando de pinzones que se alimentaban en el suelo.
Uno de los escasos grupos que vimos hasta entonces...reflejando el sol de la tarde
 Sabiéndonos a poco las lejanas observaciones de grullas, decidimos buscar un camino que nos acercara, de forma respetuosa, a las cercanías de la bahía donde se refugian para pasar la noche. Antes de poder acercarnos, las grullas nos brindaron un espectáculo natural único. 

Llegaba la hora mágica de la puesta del sol...¿tendríamos suerte?
Con el sol apunto de ponerse y con el alivio  que ofrecía el paravientos de las encinas, el atardecer se llenó con los trompeteos de estas fantásticas aves. Antes de asomarse por encima de las laderas, sus llamadas comenzaron a resonar desde el noreste. 




Uno de los numerosos grupos

Pasando por encima
Silencio absoluto. Escuchar el canto de las grullas es una de esas maravillas naturales al alcance de todos
Con el sol a punto de ponerse y con el alivio que ofrecía el paravientos de las encinas, el atardecer se llenó con los trompeteos de estas fantásticas aves. Antes de asomarse por encima de las laderas, sus llamadas comenzaron a resonar desde el noreste. Como un auténtico regalo, fueron apareciendo con sus bandos en “V” una sucesión de geométricos grupos que volaban a escasa altura sobre nuestra vertical. Hasta 800 grullas nos regalaron un recuerdo imborrable que compensó, con creces, el frío del invierno que está a punto de llegar.
Último grupo que pasó, ya prácticamente sin luz

martes, 13 de diciembre de 2011

Paseo Ornitológico por Rágama

Este nuevo Paseo Ornitológico del proyecto TRINO, el primero del grupo de acción local NORDESTE, nos lleva hasta las llanuras de Rágama, en la ZEPA de Tierras de Campiña. En esta ocasión nuestro objetivo era observar las aves esteparias de estos campos cerealistas y a las aves acuáticas que pasan el invierno en el lavajo de Los Lavajares.
Aspecto desde el alto de la seca laguna de los Lavajares
Los lavajos es el nombre que reciben en Castilla y León, las lagunas esteparias y someras que se forman gracias a las lluvias del otoño y el invierno. Estas lagunas se localizan, mejor dicho, se localizaban, en puntos donde el nivel freático era más superficial. La sobreexplotación de estos acuíferos ha provocado su hundimiento y la desaparición de todo un ecosistema de pequeños arroyos y lagunas, con sus bosques de ribera, y de toda la fauna forestal y acuática que en ellos se refugiaba.
Este lluvioso Paseo nos llevó desde la localidad de Rágama, hasta la laguna de Los Lavajares, por un camino que nos permitió observar las aves esteparias que ocupan estos extenso campos de cereal. La lluvia y el viento no desanimaron a  nuestro pequeño, pero más que interesado grupo. En las 4 horas que compartimos juntos, no hubo apenas un momento de silencio.
Lavandera blanca, una de las especies que pudimos ver
La primera de las paradas la tuvimos a las afueras del pueblo, en la ribera del río Regamón, que aunque seco, la mayor parte del año, sigue disponiendo de una alta alameda. El tiempo adverso dificultó mucho la observación de las aves que habitualmente revolotean por la arboleda. Pitos reales, mitos, búhos chicos y el resto de las aves ribereñas, bastante tenían con no salir disparados con las rachas de viento.
Un día nublado y lluvioso en todo el recorrido del paseo
En el corto camino que recorrimos no aparecieron muchas de las aves esperadas. Apenas alguna lavandera blanca, un colirrojo tizón, unas cogujadas comunes y pequeños bandos de alondras asustadas a nuestro paso. Afortunadamente, la paciencia y 10 prismáticos buscando, cumplieron con las expectativas descubriendo casi todos los tesoros que las llanuras castellanas pueden ofrecernos. De todas las aves que se pueden esperar ver en la zona, fue la ortega la que más ilusión nos despertó. Pocas o ninguna esperanza teníamos de observarlas.
localizando un gran bando de avutardas
Muchas veces se habla de la desaparición del águila imperial o de la cigüeña negra, pero pocas veces nos acordamos de otras aves, más modestas y que sufren un proceso de desaparición mucho más dramático que el de otras aves que sí han conseguido recibir atención. Cuando menos lo esperábamos, pudimos descubrir el vuelo velocísimo e inconfundible de estas pequeñas aves. Con mucha emoción, pudimos contar hasta 11 aves, que pueden no parecer muchas, pero son 11 más de las que hemos visto en Salamanca en mucho tiempo. A puro placer las pudimos ver volando y posadas. Con la ayuda de los empañados telescopios nos deleitamos con sus delicados pasos sobre los duros terrones. La mancha negra de su musculoso pecho, destacaba sobre el pardo entorno. Tan cerca estaban que pudimos mostrar a los asistentes las manchas en el cuello que diferencian a los machos de las hembras. ¡Hasta las pudimos escuchar!. Todo un placer fue volver a escuchar ese reclamo tan característico hasta no hace mucho, y que recuerda a un niño haciendo pompas de jabón.
Viendo las ortegas en la guía

 Otra de las joyas de la fauna esteparia que tienen aquí, uno de sus últimos refugios en Salamanca, son las enormes avutardas. Varios bandos de estas majestuosas aves ocupan los campos que rodean la seca laguna de los Lavajares. En su búsqueda de alimento, comparten las rastrojeras de maíz con las ovejas del pastor, otra especie en peligro de extinción.
Aprovechamos el momento de estar parados, para tomarnos un café calentito que habíamos llevado en un termo, acompañado de unas perronillas, para así engañar al frío.
Tomando un café, mientras no paraba de llover
Y si antes hablábamos de las joyas de la avifauna ibérica, ¿qué ave puede representar mejor que ninguna otra el lado más salvaje y frágil de nuestro país sino el águila imperial?. Observando la llegada de las palomas torcaces a la chopera que les sirve de dormidero, una dorada y majestuosa ave inmadura se posó en un árbol cercano, doblando hasta casi tronchar, la rama desde la que dominaba el ir y venir de las palomas y las cornejas que por allí se concentraban. La emoción de volver a ver, después de tanto tiempo, a las bonitas ortegas, nos hizo despistarnos y perder el vuelo de la reina de los cielos ibéricos.
Una de las escasas choperas que sobreviven en la zona
Otra de las aves que invernan por la zona son las grullas. Las rastrojeras de maíz son la base de la alimentación de las, más o menos, 1000 grullas que forman este pequeño núcleo de invernada que se mueve entre Salamanca y Ávila. La sequía que mantiene secos los lavajos de la zona, las obliga a dormir en los campos de cultivo de la zona, en lugar de hacerlo “con los pies mojados”, como a ellas les gusta. Dormir sobre el agua las ayuda a descubrir la llegada de sus posibles depredadores, cuando lobos y perros chapotean sin querer, descubriendo sus pasos furtivos. En esta ocasión no tuvimos mucha suerte y fueron poca las que se dejaron ver. Apenas 50 aves y a mucha distancia. El intenso viento no nos dejó escuchar sus trompeteos característicos y que tanta vida dan a estos sombríos paisajes invernales.
El viento que no cesaba, también dificultó la observación de las rapaces típicas de estos campos abiertos. Milanos reales, ratoneros, aguiluchos laguneros y pálidos, esmerejones y cernícalos volaban con grandes dificultades y a apenas un palmo del suelo, buscando la protección del viento de las suaves lomas y hondonadas.
Iglesia entre la niebla
Iglesia en la noche, al finalizar el paseo

sábado, 3 de diciembre de 2011

Fiesta-inauguración de los Senderos Ornitológicos de Monleras


Un innovador proyecto de puesta en valor de nuestros recursos naturales, para convertirlos en motor del desarrollo local, nos lleva hasta el bonito pueblo de Monleras. A medio camino, entre la monumental ciudad de Ledesma y los cañones del parque natural de los Arribes del Duero, se localiza este pequeño pueblo de piedra rodeado de dehesas de fresnos y encinas. Su rico patrimonio natural constituye la base de este original proyecto y que debe servir de ejemplo a otras pequeñas localidades que quieren recuperar parte de su vida perdida.
Guillermo en el momento de la charla

El día comenzó con una charla-coloquio en el Centro de Interpretación del Bajo Tormes a la que acudieron entre otros el alcalde,  los gestores de los alojamientos hosteleros del pueblo,  y de la fábrica de queso ecológico. En esta charla debatimos sobre el futuro y las posibilidades reales del turismo de ornitología como factor de desarrollo rural. Todos los asistentes coincidimos en la aparición de una demanda creciente de este tipo de recursos y en la necesidad del apoyo institucional para su puesta en marcha y en el papel fundamental que juegan los medios de comunicación en su difusión entre el gran público.
Después de tomar algo caliente en uno de los bares del pueblo, realizamos a pie uno de los senderos ornitológicos de Monleras.
Siguiendo la ruta verde del molino de Samuel
Al fin y al cabo, también a esto nos referimos cuando hablamos del turismo ornitológico como elemento de desarrollo. La persistente niebla dio un encanto especial a esta ruta entre dehesas que tiene, en el molino de Samuel, su parada más destacada.
Ovejas de la quesería ecológica
Su restauración es un aliciente más a la hora de elegir cualquiera de estas rutas para disfrutar de un día de campo.
La niebla sirvió para ir viendo otras cosas, setas comestibles y otras no tanto...
 



Explicando a los niños uno de los paneles de la ruta


El retraso debido a la niebla nos hizo dejar para otro día, la visita al nuevo humedal que ha surgido como parte del proyecto de filtro verde y como reclamo para el turista ornitológico.

Explicando a los niños uno de los paneles de la ruta

La instalación de un observatorio de aves en una de sus orillas, facilitará la contemplación de las muchas especies que tienen en las fresnedas y dehesas cercanas su hogar.
Cruzando el arroyo, aun seco por falta de lluvia

Desde este Blog deseamos mucha suerte a este proyecto y animamos a descubrir sus muchos secretos que, sin duda, nos harán disfrutar de un gran día de campo.
Detalle de la señalización